Arthur Morgan, The Kid & Gus McCrae
- Federico Guardado
- 8 ene
- 6 Min. de lectura
I ain't got no father
I ain’t got no father
I ain't got no father
To buy the clothes I wear
I'm a poor, lonesome, cowboy
Poor, lonesome, cowboy
I’m a poor, lonesome, cowboy

A long way from home
I ain't got no mother
I ain't got no mother
I ain't got no mother
To mend the clothes I wear
I'm a poor, lonesome, cowboy
Poor, lonesome, cowboy
Poor, lonesome, cowboy
And a long ways from home
I ain't got no brother
I ain't got no brother
I ain't got no brother
To drive the steers with me
I’m a poor, lonesome, cowboy
Poor, lonesome, cowboy
Poor, lonesome, cowboy
And a long way from home
Autor desconocido. Balada popular del siglo XIX.
Como todo hombre urbano, tengo una obsesión secreta con el viejo oeste. De niño descubrí, gracias a las películas que miraba mi abuelo, las aventuras del American West. Hombres en busca de dinero y mujeres. Por alguna razón, los niños son inmediatamente atraídos a esta violencia. De adolescente, las aventuras del oeste tomaron un poco más de seriedad. Igualmente entretenidas, pero ahora con el conocimiento de que esa época, además de “emocionante”, fue innecesariamente (?) violenta. Atroz. Sangrienta. Literalmente, un baño de sangre y oro. Como adulto, de vez en cuando leo las obras literarias más famosas del género. Las disfruto en ocasiones de la misma manera en la que lo hacía de niño, pero hay algo que salta a la vista en todas las historias. Algo que el infante y el adolescente no pudieron identificar. El abuso sexual desmedido. La mujer ya no como objeto, sino como algo menor todavía.
Sería hipócrita de mi parte alejarme de estas obras por la representación veraz de todos los aspectos de la época. Hoy quiero reflexionar sobre tres obras que considero las mejores del género. No hablaré entonces de Clint Eastwood (héroe y arquetipo), ni de Jodorowsky y su Acid Western (exaltación de la realidad).
Las tres obras son Meridiano de Sangre (McCarthy, 1985), Lonesome Dove (McMurtry, 1985) y Red Dead Redemption 2 (Rockstar, 2018). Dos libros y un videojuego. Es interesante que Lonesome Dove y Meridiano de Sangre se publicaran en el mismo año. Ambas son obras monumentales. Sobre Read Dead Redemption 2 hablaremos un poco al final.
Supongo que lo normal es empezar con la obra más reconocida, Lonesome Dove. Cuando uno se adentra en el pueblo ficticio de Lonesome Dove, impresiona la cantidad de personajes y la facilidad con la que se les reconoce. Hay estereotipos a los que McMurtry da la vuelta. No hay, pues, aquí héroes a los que alentar. Todo el mundo es horrible, desagradable y nada honorable. Lo más cercano que tenemos a un arquetipo de héroe es el capitán Augustus "Gus" McCrae.

Se tiene que entender que esta obra (al igual que Meridiano de Sangre), surge después del Boom del American West en películas (americanas y europeas), noveletas gráficas, canciones, etc. Apuesta entonces el autor por el realismo. No es un realismo que abarque el universo de la novela completamente. McMurtry representa la violencia, pero esta sigue siendo una de naturaleza cuasi Hollywoodense. Hay hombres que mueren, hay sangre, huesos rotos, caballos destrozados a balazos… sin embargo, nunca llega esto a ser visceral o incómodo. Personalmente, creo que la violencia debe de incomodar al lector. Si no incomoda, es simple entretenimiento. En la vida real, la violencia nos deja mudos, los reflejos se duermen cuando cae la realidad sobre nuestros hombros. Somos débiles ante la violencia pura, y eso es algo que Lonesome Dove no llega a representar de manera satisfactoria.
Pero entonces, ¿por qué hablar de Lonesome Dove? Una novela tiene muchas caras. Muchas lecturas. Lonesome Dove tiene dos facetas bien definidas. La aventura del viejo oeste, la clásica pandilla de hombres moralmente flexibles en busca de dinero y tierras. Ese es un aspecto. El segundo, y para mí, el más interesante, es la representación de la mujer en el entorno del viejo oeste. Una buena parte de la novela se centra en distintas mujeres, las cuales comparten similares problemas. Todas ellas adyacentes a los hombres que mueven la narrativa principal.
“At times he felt that he had almost rather not be in love with her, for it brought him no peace. What was the use of it, if it was only going to be painful?” —McMurtry
La violencia sexual que enfrentan estas mujeres es enorme. Además de cuidar a cualquier hijo que resultara de dicha violencia. McMurtry, llama la atención, no las hace víctimas, ni recipientes de total compasión. Son, al igual que sus contrapartes masculinas, seres humanos que están dispuestos a engañar, matar, robar, etc. Esto las pasa de un segundo plano a una de las partes más profundas de la novela.
Lonesome Dove es una novela enorme. Casi mil páginas narran los periplos de la banda de Lonesome Dove. Hay cuatro novelas ligeramente interconectadas que conforman la saga de Lonesome Dove. Si las otras tres novelas son la mitad de buenas que la primera, me doy por bien servido.
Cormac McCarthy es para mi gusto uno de los mejores novelistas americanos. Punto. Su reciente fallecimiento me hizo volver a Meridiano de Sangre. Si bien McCarthy desarrolla de manera perfecta el viejo oeste en su Trilogía de la Frontera, nada supera en forma y temática a Meridiano de Sangre. En la trilogía podemos ver cómo McCarthy se contiene de cierta manera, resulta un tanto similar a Lonesome Dove de McMurtry, pero en Meridiano de Sangre no hay brújula moral en absoluto.
De nuevo estamos en la frontera. El protagonista de la historia es un niño sin nombre, referido solo como “The kid” (el niño). El niño sirve a McCarthy como catalejo de las depravaciones humanas. El personaje por excelencia de Meridiano de Sangre es El Juez. Un hombre albino de dos metros, pervertido sexual, desquiciado, racista y violento. Es la representación humana de la corrupción americana, del querer por querer tener. El destino manifiesto con piernas y revólver.

La ideología del Juez es expresada de manera clara “Antes de que el hombre existiera, la guerra ya le esperaba. El oficio supremo a la espera de su supremo artífice. Así era entonces y así será siempre. Así y de ninguna otra forma”.
Meridiano de Sangre es una representación clara de la violencia en el viejo oeste. No hay romanticismo, no hay nostalgia, no hay anhelo en la prosa de McCarthy. Hay violencia física y sexual. Leer la novela no es un trabajo fácil. Es mucho menos extensa, por ejemplo, que Lonesome Dove, sin embargo, mentalmente es un maratón. El autor destruye cualquier tipo de esperanza o buena fe que uno podría tener sobre la humanidad.
A pesar de todo esto, hay que leerla. Hay que leer a McCarthy. La figura del artista se complica. Hace muy poco tiempo, en noviembre de 2024, Vanity Fair publicó un artículo en el cual se revelaba que McCarthy comenzó a tener una relación afectiva y sexual con una adolescente de 16 años. El artículo de Vanity Fair está terriblemente redactado y denota una inmadurez del periodista. Una falta de seriedad. Sin embargo, el hecho sigue siendo el mismo. McCarthy abusó sexualmente de una menor de edad.
Esto da una nueva perspectiva a su obra, no solo a Meridiano de Sangre, sino a novelas como No Country for Old Men. Dejar de leer a McCarthy, como muchos opinan hoy, sería una estupidez. Si alguien no puede tener la madurez de aceptar la dificultad del ser humano, que no lea. Si pasamos juicios de valor a cada autor clásico que leamos, terminaremos leyendo revistas de chismes, pues nadie será digno de leerse.
Hablemos un poco ya para finalizar de Red Dead Redemption 2, una de las mejores obras del género creadas en el siglo XXI. La premisa no es nada del otro mundo, es el arquetipo que ha funcionado al género desde el origen del mismo. Una banda “The Gang” en busca de una mejor vida en las amplias tierras del oeste americano. El protagonista de esta historia, Arthur Morgan, es, a diferencia de las dos novelas pasadas, un hombre recto, cabal y heroico. Retornamos, pues, a la época dorada de los cincuenta y sesenta.

El Cowboy vuelve a ser un estandarte moral. Es interesante analizar el porqué este retorno a lo clásico funciona hoy, y seguramente no habría funcionado hace un par de décadas. Todo género narrativo es un ciclo. Tuvimos una explosión un tanto pesimista en el género durante los ochenta. Pasaron los años y este pesimismo se adaptó finalmente al cine en los noventa y dos mil.
Hoy el público parece más receptivo a las historias compasivas de hombres redimibles. ¿Pero qué hace a Red Dead Redemption 2 tan primordial en el género? La inmersión. El mundo tan detallado creado por Rockstar no tiene comparativa. Uno puede pasar fácilmente cientos de horas en la vida de Arthur Morgan. Haciendo tareas diarias, o asaltos, secuestros, o ir de pesca, ir a beber con la pandilla de vaqueros, etc., etc., etc. El punto fuerte en la narrativa de esta obra es que la velocidad de la historia es decidida por nosotros. Podemos acabar la historia en el mismo tiempo que leemos un libro, o podemos explayarnos y durar cientos de horas para ver el final de Arthur Morgan. Ahí está la belleza. Quizás sea una historia clásica, llena de estereotipos; sin embargo, estos estereotipos funcionan en el mundo interactivo.
Ya sea McCarthy, McMurtry o Rockstar, cualquiera de estas obras puede hacernos repensar el género y, tal vez, darle el respeto que se merece.
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